Hoy te traigo una reflexión en la que quiero hablarte de la importancia de celebrar. Y es que existe una premisa que plantea que, si los procesos de construcción colectiva no son motivantes y no incluyen espacios de celebración, acaban siendo no sostenibles (independientemente de que un equipo de trabajo dado siga existiendo).

El tipo de celebración al que me refiero aquí incluye la gratitud y el reconocimiento, lo que constituye:

1. Un proceso de reflexión para construir la sabiduría como grupo.
2. Un proceso de aprendizaje activo dónde tomamos nuevas habilidades.

Celebrar es algo muy importante. Y, sin embargo, en nuestro contexto cultural no ocupa el espacio que merece por el hecho de que damos poco espacio a la mirada apreciativa. Además, el filtro cultural determina tanto una manera de entender cómo se celebra, como también qué tipo de aspectos son motivos para ello. Vamos a ponerle remedio a esta mirada sesgada que nos impone nuestro entorno cultural.

Por un lado, de cara a poner en valor y tomar consciencia respecto a la importancia de celebrar, repesco una publicación realizada un tiempo atrás sobre el sentido que este concepto tiene para mí (Baldrich, N., 2016). En la citada publicación mencionaba que el acto de celebrar permite:

• Dar espacio a la mirada apreciativa respecto a lo que hemos conseguido junt@s.
• Apropiarse de los éxitos colectivos y ser conscientes de lo que hemos puesto de nosotr@s para hacer posibles los resultados logrados.
• Igualmente, aporta energía generativa para continuar trabajando junt@s.
• Es también un proceso que reconecta la realización de un proyecto con una nueva fase de sueños.
• Además, la construcción de la comunidad se estimula a través de la celebración: celebrar en grupo consolida la apreciación mutua y crea comunidad.

En conclusión, celebrar significa pararnos por un momento para degustar el impacto positivo que hemos generado, valorar lo que hemos aprendido, y reconocer qué nuevas habilidades hemos adquirido y dónde hemos dejado nuestra zona de confort. Aspectos que en su conjunto nos llevan a ampliar nuestra identidad y a descubrirnos como más capaces de lo que creíamos hasta el momento.

Por otro lado, puede ser el caso que, al igual que me pasaba a mí en el pasado, tú tampoco tengas una cultura de celebración en un sentido amplio. Por si es el caso, quiero apuntarte a continuación algunas ideas basadas en ampliar nuestra concepción de lo que es un logro, puesto que esto te dará la posibilidad de tener más motivos para celebrar. Pero antes de entrar a ampliar las categorías en el citado concepto, no quiero dejar de nombrar motivos que a veces no apreciamos suficientemente. Por ejemplo, todo lo que se refiere a la trama que sostiene la posibilidad de estar viv@s, y  todas esas pequeñas y grandes cosas que damos por sentado y que no se pueden comprar con dinero si las perdemos (eso me ha venido porque se me ha cruzado por el pensamiento un hombre con el que compartimos un momento en el camino de Santiago y que, basándose en una experiencia personal, nos dijo que «lo que se puede pagar con dinero, es barato», refiriéndose al valor precisamente de este tipo de cosas). Dicho esto, ahora ya sí, podemos celebrar los logros en las siguientes cinco categorías:

1. Cosas que hemos programado y hemos hecho.
2. Aprendizajes, ¡momentos Aha!, nuevas habilidades.
3. Identificación de errores (puesto que podemos utilizarlos para crecer y para hacerlo mejor la próxima vez).
4. Habernos atrevido a hacer algo después de haber dudado, independientemente de los resultados (ha implicado salir fuera de la zona de confort).
5. Resultados deseados alcanzados.

En mi caso, resignifiqué el valor de la celebración durante mis años de formación en la certificación de Coaching Transformacional. Mi formadora, Cristina Naughton, de “People Tech Solutions (USA)”, me apeló en más de  una ocasión a tomar conciencia de los éxitos tan significativos que obtenía y en los que yo, por mi enfoque en sueños altos a nivel de legado, no apreciaba en la amplitud que merecían. Empecé a celebrar con más conciencia y, con ello, a darme cuenta y apropiarme de talentos y habilidades que me resultaban tan naturales que era incapaz de apreciarlos plenamente.

Así que, en base a esta experiencia que te he compartido, te pido, por favor, que celebres y aprecies lo que has puesto de ti en la concreción de los proyectos que has realizado y los que realices a partir de ahora: no hay mejor manera de apropiarse de tus dones y tenerlos a disposición que tomando consciencia de ellos. Igualmente, te invito a tomar conciencia, desde una mirada más sistémica y desde la gratitud, de todas las personas que, más o menos directamente, han contribuido en ellos y de qué manera.

Para cerrar la reflexión de hoy, y sobre la base de las reflexiones compartidas, te invito a que te preguntes: ¿Qué tal regalarnos unos instantes para hacer retrospectiva y darles el valor que merecen a los logros gozados hasta el momento?